Reeducación nutricional
Alimentos integrales: el gran timo
Cada vez compramos más alimentos integrales porque somos conscientes de los beneficios que aporta tomar el grano entero de los cereales, como un mayor aporte de vitaminas, minerales y fibra alimentaria, así como el control de la saciedad, mejora del tránsito intestinal y previene o mejora el diagnóstico de la Diabetes tipo II.
El problema viene cuando compramos un producto en el que su denominación indica claramente que es integral y en realidad está elaborado con harinas refinadas a las que se añade sémola de trigo para que adquiera un aspecto «integral».
Esto se debe a que en España, a día de hoy, en la normativa sobre la elaboración de este tipo de productos no se encuentra especificado el porcentaje de harina integral que debe poseer un alimento denominado «integral». Sin embargo, en países europeos como Dinamarca, Suecia, Alemania o los Países bajos, se obliga a que el producto así denominado, tenga un porcentaje mínimo de harinas integrales que oscila entre un 50 y un 100% en función del país.
¿Cómo podemos evitar caer en esta estafa?
He elaborado un diagrama muy sencillo con los pasos que se deben seguir para poder realizar una compra de productos integrales segura. ¡Espero que os sirva de ayuda!
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